Hay una asociación
directa entre peso corporal y el riesgo (en términos de
probabilidad) de desarrollar ciertos tipos de cáncer (de mama, de
colon y recto, y del revestimiento interno del útero llamado
endometrio-, entre otros). Esta conexión no ha sido completamente
explicada. Las líneas actuales de interpretación son, básicamente,
las siguientes:
La obesidad se acompaña
de una serie de cambios en el organismo, principalmente, señales
químicas circulantes por la sangre (hormonas y otras sustancias,
llamadas "factores de crecimiento"), que favorecerían el
desarrollo de tumores.
La obesidad podría ser
un "marcador" de la exposición a sustancias carcinogénicas
en la dieta, ligadas al consumo de grasa, y en especial, de grasa de
origen animal. Siendo las grasas el "vehículo" que permite
absorber otras sustancias grasas en el tubo digestivo, el consumo de
una dieta rica en aquéllas favorecería la incorporación de
carcinógenos presentes en la dieta.
La mayoría de los
carcinógenos se vehiculiza bien en la grasa.La ingestión de grasas
aumenta la secreción de sales biliares, y éstas podrían jugar un
rol en la transformación maligna del tubo digestivo.En el tejido
graso se producen reacciones bioquímicas que activan sustancias
promotoras de cáncer. Este punto es absolutamente cierto para la
conversión entre hormonas sexuales, que tiene lugar en la grasa
corporal - entre otros tejidos. Actualmente, el tratamiento hormonal
del cáncer de mama incorpora medicamentos orales, bien tolerados,
que bloquean algunas de estas reacciones. La primera hipótesis
cuenta con interesante evidencia indirecta en su apoyo:
Para el caso del cáncer
de mama y del endometrio, es frecuente que las mujeres obesas tengan
niveles de hormona femenina (estrógeno - particularmente, estradiol)
más elevados en la sangre que las no-obesas, y se sabe que esta
hormona juega un rol importante en promover el desarrollo de estos
tumores.
En mujeres obesas con
cáncer de mama se ha hallado niveles elevados de IGF-1, un "factor
de crecimiento" emparentado con la insulina. Este factor es
capaz de favorecer el desarrollo tumoral, por lo menos, el de células
de cáncer de mama. En realidad, tanto la insulina como el IGF-1 son
segregados a la sangre en respuesta a la ingestión de alimentos
ricos en grasas y carbohidratos.
Comparando entre países
del mundo, se nota que a mayor nivel de consumo de grasa por
habitante, mayor incidencia (casos nuevos por año) de cáncer de
mama.
Ninguna de las
interpretaciónes es completamente satisfactoria, y como limitación
importante, ninguna de ellas tiene suficientemente en cuenta la
contribución de los factores genéticos. Pero algo queda claro:
El exceso de tejido graso
es malo para la salud
Ejercicio, masa adiposa,
y riesgos para la salud
Algunos estudios
recientes aportan indicios que se hallan en línea con la primera
hipótesis descrita arriba. El ejercicio físico regular, de
moderada intensidad, disminuye el riesgo de cáncer de mama. No hay
ningún inconveniente en recomendar un programa de ejercicio
moderado, supervisado, a mujeres que buscan mantener una buena salud.
Precisamente, un nivel
moderado de ejercicio ofrece beneficios para el esqueleto (previene
la osteoporosis), el aparato circulatorio (disminuye el riesgo de
infarto o ataque cardíaco), y ... ofrece una disminución en el
riesgo de cáncer de mama. Es importante no tomar este comentario
fuera de proporción, ya que hay riesgos: el ejercicio muy intenso
tiene mayor probabilidad de causar daño en rodillas y tobillos, y en
casos extremos (por ej, atletas profesionales) puede causar
irregularidades en el ciclo menstrual. Además, se requiere una
evaluación médica para saber qué nivel de ejercicio es seguro para
cada persona. Muchas personas pueden caminar ágilmente sin mayores
inconvenientes, e incluir este ejercicio en su rutina diaria.
La Organización Mundial
de la Salud recientemente ha hecho pública una recomendación para
realizar ejercicio en forma frecuente, y combatir el sedentarismo.
Notable contraste, el de
este mundo nuestro, que proclama tanto progreso: parafraseando la
letra de una antigua canción: "una mayoría se muere de hambre,
y una minoría, de indigestión".
Buena salud, y buena
calidad de vida para todos.
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