Hacía pocos días que
asistía a las clases de primer nivel para el aprendizaje del habla.
En un pequeño descanso, no recuerdo cómo vino al caso, el monitor
dijo que nosotros, después de la intervención, quedamos mermados
físicamente. La mayoría de asistentes con ademanes y escritura,
confirmaron lo dicho por nuestro maestro. Yo no manifesté nada ya
que hacía pocas fechas, había salido del Hospital Clínico y no
tuve tiempo de haberme probado.
Antes de entrar en
quirófano, yo hacía largas caminatas de dos, tres y cuatro horas
sin importarme las cuestas. Mi vivienda está situada en el barrio de
Les Corts, para ser más exacto al final de mi calle que tropieza con
el gol sur del “Camp Nou”; y el club de natación que soy socio
desde el año 1966, está situado a la misma altura dos calles yendo
hacia Hospitalet de Llobregat, el club donde voy a cambiarme de traje
para emprender la marcha.
Cuando decidí salir,
después de varios días de pensarlo, empecé a caminar 30 minutos en
llano principalmente, para ver cómo me sentía. Fui aumentando en
los días siguientes y la cosa marchaba mejor de lo que imaginaba.
Pronto empecé con las cuestas. Mis itinerarios eran en la mayoría
de días, la Carretera de las Aguas, situada en la falda de
Collserola, que algunos ya conocen. Una vez allí, igual me dirigía
a San Pedro Mártir, que es la torre de comunicaciones que Telefónica
tiene instalada por encima del Hospital de San Juan de Dios, como a
Vallvidrera o, Tibidabo y también desde mi punto de partida, el
Castillo de Montjuic. Todo ello ida y vuelta a "patita".
En un artículo anterior, allí conté que hacía vida normal, era
verdad, pero aún no había probado las cuestas; ahora sí. He subido
a las tres "metas" que he mencionado en las mismas
condiciones que antes de la operación haciendo los mismos tiempos.
La primera subida, con
temor, hice la de San Pedro Mártir, la más cercana a casa; iba
subiendo y especulando mi estado, imaginaros la emoción que sentí
en el momento de pisar la cima de la Torre. Hacia días que la miraba
desde casa, preguntándome si volvería algún día a ella.
Doy fe que nuestro estado
físico queda igual que antes de estar laringectomizados (al menos el
mío).
Un abrazo.
Josep Valls
La operación no tiene porqué mermar el estado físico |
Hace unos dias ya comente en este mismo espacio de que yo también soy un LARINGECTOMIZADO, como muchos otros que conozco y que practicamos cada uno el deporte que más nos gusta claro esta, que menos la Natación con inmersión, a si que ánimos a todos, y que no tengan ningún miedo de practicar su deporte favorito.
ResponderEliminardoy fe...corro carreras de 10k, juego en un equipo de baloncesto...lo mismo que hacia antes
ResponderEliminarExcelente, yo soy laringetomizado, ya hace seis meses, siempre me ha gustado mucho el ejercicio, antes de la cirugía había dejado de hacerlo porque estaba muy enfermo después de la cirugía poco a poco fui retomando el ejercicio y el gimnasio y hoy en día me siento excelente como nuevo. Saludos y para delante de la mano de Dios.
ResponderEliminarHola vecino, aquí un compañero de Les Corts. Un saludo y gracias por el apunte y los ánimos generales
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