Las personas que se exponen de forma excesiva a las radiaciones ultravioletas tienen un mayor riesgo de contraer cáncer de piel.
Demasiada exposición a la radiación ultravioleta
El principal responsable del melanoma es la radiación ultravioleta, fundamentalmente por exposición inadecuada al sol o a otras fuentes artificiales, como las lámparas bronceadoras de ultravioletas. Las radiaciones ultravioletas actúan sobre la piel predisponiendo la aparición de tumores cutáneos.
Se ha observado que el melanoma aparece con más frecuencia en zonas del cuerpo expuestas al sol y que hay mayor número de melanomas en latitudes más cercanas al ecuador. Por ejemplo, Australia es el país con mayor incidencia de melanoma debido a que la mayoría de la población tiene la piel clara y la latitud condiciona una gran exposición solar.
Las personas que se exponen de forma excesiva a la luz de las lámparas de cabinas bronceadoras tienen también mayor riesgo de contraer cáncer de piel.
Edad
En relación con la edad, es más frecuente en adultos entre los 30 y los 60 años, con una media de 50 años. En niños es raro y si aparece su comportamiento suele ser relativamente benigno, sin dar metástasis.
Género
No hay predilección por sexo, su incidencia es similar en hombre y mujeres, sin embargo, la localización suele ser diferente: en las mujeres jóvenes predomina en miembros inferiores y en los varones más mayores en tronco, cara, cuello y hombros. La distribución de las localizaciones puede tener relación con las áreas de piel expuestas al sol, según las modas en el vestir.
Características personales que predisponen a presentar esta enfermedad
El color de la piel es importante para determinar el riesgo de melanoma. Por ejemplo, el riesgo de aparición de melanoma es 20 veces mayor en personas de raza blanca que en las de raza negra. Dentro de la raza blanca el riesgo varía en función del fototipo.
El fototipo de cada persona depende de la capacidad para broncearse, del color de la piel, cabellos, y de los ojos. Las personas con mayor propensión a las quemaduras solares, que casi nunca se broncean con el sol, tienen un fototipo bajo y más riesgo de melanoma.
Los cuatro tipos más comunes en nuestras latitudes son:
También es más frecuente en las personas que ya han tenido un melanoma, o en las personas con antecedentes de melanoma en la familia. Aproximadamente el 10% de todas las personas con melanoma tienen antecedentes en la familia.
En ocasiones esto puede ser debido al estilo de vida de la familia, por exposición frecuente al sol. En otros casos puede ser debido a una mutación genética.
El principal responsable del melanoma es la radiación ultravioleta, fundamentalmente por exposición inadecuada al sol o a otras fuentes artificiales, como las lámparas bronceadoras de ultravioletas. Las radiaciones ultravioletas actúan sobre la piel predisponiendo la aparición de tumores cutáneos.
Se ha observado que el melanoma aparece con más frecuencia en zonas del cuerpo expuestas al sol y que hay mayor número de melanomas en latitudes más cercanas al ecuador. Por ejemplo, Australia es el país con mayor incidencia de melanoma debido a que la mayoría de la población tiene la piel clara y la latitud condiciona una gran exposición solar.
Las personas que se exponen de forma excesiva a la luz de las lámparas de cabinas bronceadoras tienen también mayor riesgo de contraer cáncer de piel.
Edad
En relación con la edad, es más frecuente en adultos entre los 30 y los 60 años, con una media de 50 años. En niños es raro y si aparece su comportamiento suele ser relativamente benigno, sin dar metástasis.
Género
No hay predilección por sexo, su incidencia es similar en hombre y mujeres, sin embargo, la localización suele ser diferente: en las mujeres jóvenes predomina en miembros inferiores y en los varones más mayores en tronco, cara, cuello y hombros. La distribución de las localizaciones puede tener relación con las áreas de piel expuestas al sol, según las modas en el vestir.
Características personales que predisponen a presentar esta enfermedad
El color de la piel es importante para determinar el riesgo de melanoma. Por ejemplo, el riesgo de aparición de melanoma es 20 veces mayor en personas de raza blanca que en las de raza negra. Dentro de la raza blanca el riesgo varía en función del fototipo.
El fototipo de cada persona depende de la capacidad para broncearse, del color de la piel, cabellos, y de los ojos. Las personas con mayor propensión a las quemaduras solares, que casi nunca se broncean con el sol, tienen un fototipo bajo y más riesgo de melanoma.
Los cuatro tipos más comunes en nuestras latitudes son:
Capacidad para broncearse | Quemaduras | Color de ojos | Color de cabellos | Color de piel | |
Fototipo I | Ninguna | Siempre | Azul | Pelirrojo | Pecosa |
Fototipo II | Poca | A veces | Azul/Verde | Rubio | Blanca en invierno |
Fototipo III | Buena | Rara vez | Marrón/Gris | Castaño | Morena en invierno |
Fototipo IV | Muy buena | Nunca | Marrón/Negro | Negro | Morena racial |
También es más frecuente en las personas que ya han tenido un melanoma, o en las personas con antecedentes de melanoma en la familia. Aproximadamente el 10% de todas las personas con melanoma tienen antecedentes en la familia.
En ocasiones esto puede ser debido al estilo de vida de la familia, por exposición frecuente al sol. En otros casos puede ser debido a una mutación genética.
Las personas con algunas enfermedades, como la denominada Xeroderma
pigmentosum, tienen un defecto genético que consiste en que sus células
son incapaces de reparar los daños que ocasionan la radiación
ultravioleta. Para ellos, el riesgo de melanoma en edades tempranas de
la vida es 2.000 veces mayor respecto a la población general.
También se relaciona con lesiones precursoras, como por ejemplo las personas que tienen múltiples lunares (también denominados nevus) en la adolescencia.
En estos casos es obligatorio realizar revisiones periódicas y extirpar toda lesión sospechosa.
Las personas con nevus congénito gigante (grandes lunares congénitos) tienen más riesgo de desarrollar melanoma.
También se relaciona con lesiones precursoras, como por ejemplo las personas que tienen múltiples lunares (también denominados nevus) en la adolescencia.
En estos casos es obligatorio realizar revisiones periódicas y extirpar toda lesión sospechosa.
Las personas con nevus congénito gigante (grandes lunares congénitos) tienen más riesgo de desarrollar melanoma.
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