Asociación Barcelonesa de Laringectomizados: Los pacientes laringectomizados que recuperan la voz reducen significativamente los niveles de depresión

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miércoles, 15 de octubre de 2014

Los pacientes laringectomizados que recuperan la voz reducen significativamente los niveles de depresión

El psicólogo Eduardo Zubiri ha investigado en su tesis doctoral el proceso de estos pacientes hasta que vuelven a hablar con una nueva voz

¿Cómo viven los pacientes laringectomizados el proceso desde que inician el aprendizaje de la voz esofágica hasta que adquieren una mínima capacidad de comunicación oral? ¿tener una nueva voz reduce en ellos los niveles de ansiedad y depresión? Esta es la cuestión que ha abordado en su tesis doctoral el psicólogo Eduardo Zubiri Vidaurreta y entre sus conclusiones indica que “el dominio de la nueva voz erigmofónica reduce los niveles de depresión en estos pacientes”.

La laringectomía total —procedimiento quirúrgico para retirar la laringe— supone gran impacto en quienes la padecen, debido a las consecuencias de la intervención y de la enfermedad, no sólo en la imagen corporal y en la comunicación sino también en aspectos emocionales como el incremento de ansiedad y depresión. “La pérdida de la voz es la consecuencia más evidente de la laringectomía total —indica el doctor Zubiri— y por ello se dedica especial atención a su recuperación y a la posibilidad de volver a hablar”.

La tesis doctoral “Consecuencias psicológicas de la laringectomía total: ansiedad y depresión antes y después del aprendizaje de la voz erigmofónica” ha sido dirigida por las profesoras Milagros Pollán Rufo e Inés Gabari Gambarte, del Departamento de Psicología y Pedagogía de la UPNA, y ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude. Eduardo Zubiri Vidaurreta es licenciado en Psicología (Universidad de Salamanca, 1981) y Psicólogo del lenguaje (Universidad de Salamanca, 1983). Desde 1984 trabaja en el Centro de Psicología del lenguaje y Psicoterapia Psicoanalítica “ETHOS” de Pamplona y es profesor de enseñanza de la voz erigmofónica en la Asociación Navarra de Laringectomizados. Ha impartido también docencia universitaria como coordinador y profesor del Curso de Especialización en Perturbaciones de la Audición y del Lenguaje-Logopedia

Su investigación se encuadra dentro de la psicología oncológica o psicooncología, una disciplina especializada en el estudio e investigación de la relación entre el cáncer y la psicología. “Sigue la línea de la relación entre cuerpo y mente que ya comenzó a tenerse en cuenta desde los inicios de la medicina. Se trata de estudiar cómo influyen los aspectos psicológicos en el cáncer y viceversa, cómo influye la enfermedad del cáncer en los estados y reacciones psicológicas”.

En ese sentido, explica que “el cáncer, como tal, debe ser considerado una entidad clinicopatológica que desencadena en quien la padece un estrés específico, y la respuesta de cada individuo va a ser única según el significado que le dé al acontecimiento, los recursos psicológicos que posea para hacer frente al daño o desafío que la enfermedad supone y la red de apoyo social con la que cuente”.

El objetivo principal de su tesis doctoral ha sido determinar cómo influye el aprendizaje de la voz erigmofónica (o esofágica) en las respuestas de ansiedad y depresión en los pacientes laringectomizados totales. En el estudio se han comparado dos momentos: antes de aprender la voz erigmofónica y después de haber adquirido un nivel mínimo de conversación.

En el estudio han participado 40 pacientes laringectomizados totales, procedentes de la Asociación Navarra de Laringectomizados (34 pacientes) y del Hospital de San Pablo y de la Santa Cruz de Barcelona (6 pacientes), con una edad media de 61,35 años. El paciente más joven tenía 44 años y el mayor 89, aunque el 87,5% de los casos se situaba en la franja de 50 a 69 años. El 95% eran hombres y fumadores.

Sentimiento de incapacidad

La primera conclusión fue que el 82,5% de los pacientes laringectomizados no mostraron un nivel de ansiedad significativo en el momento en el que iban a iniciar el aprendizaje de la voz erigmofónica; sólo el 7,5% superó el corte que indicaba la existencia de alto índice de ansiedad. “El análisis estadístico nos ha mostrado que no hay diferencias significativas en los niveles de ansiedad antes y después de haber adquirido la nueva voz —señala Zubiri Vidaurreta—. Y esto puede indicar dos cosas: que la pérdida de la voz no es un factor determinante en el nivel de ansiedad de estos pacientes o que la nueva voz no cumple las expectativas que inicialmente tenían y, por eso, siguen echando en falta la voz laríngea”.

En el caso de la depresión, los niveles en el inicio del aprendizaje fueron ligeramente superiores, ya que el 12,5% sí superó el corte indicador de depresión. “Hemos encontrado diferencias significativas en los niveles de depresión antes y después del aprendizaje de la voz erigmofónica, por lo que podemos afirmar que el dominio de la voz erigmofónica reduce los niveles de depresión en los pacientes laringectomizados”.

En estudios anteriores la pérdida de la voz se consideraba un factor que aumentaba tanto los niveles de ansiedad como de depresión. En el trabajo desarrollado por el doctor Zubiri se ha comprobado que la pérdida de la voz supone un sentimiento de incapacidad para un 50% de los pacientes, pero sólo para el 25% es lo que más les molesta después de la laringectomía. “La percepción que los propios pacientes tienen sobre la calidad y funcionalidad de la nueva voz adquirida son variables que influyen en los niveles de depresión, pero no en los de ansiedad. El hecho de que consideren que su habla no es funcional ni de buena calidad, sobre todo comparándola con la voz laríngea que tenían antes, no produce un aumento significativo de los índices de ansiedad, pero sí de los de depresión”.

Otra de las aportaciones de su investigación ha sido definir el perfil del paciente que no ha logrado reducir su nivel de depresión, “en el que efectivamente hay factores relacionados con la voz, pero también otros y no podemos determinar la importancia relativa de cada uno”. En concreto, se trata de un paciente que ha aprendido a hablar con dificultad, ya que le ha costado más de seis meses, y no se siente nada satisfecho con su nueva voz. “Tiene la impresión de que no habla correctamente, habla solo con familiares y la pérdida de la voz le supuso un sentimiento de incapacidad”. La laringectomía le afectó mucho psicológica, familiar, social y laboralmente. Se siente muy afectado físicamente, con molestias por el traqueostoma, dificultades en la respiración y dificultades para tragar alimentos. Es relativamente joven (54 años) y está viudo.

La investigación reflejó también que los pacientes viudos o solteros presentaban puntuaciones más elevadas en depresión. “El apoyo familiar, el de la pareja, los hijos, etc. es un factor importante en la estabilidad emocional de los pacientes. El paciente que se siente arropado por sus seres queridos afronta de manera más eficiente todo el proceso de la enfermedad, tiene un marco más propicio para desarrollar estrategias de afrontamiento positivo”.

En ese contexto, Eduardo Zubiri resalta la labor que cumple la Asociación Navarra de Larigectomizados en el apoyo a estos pacientes, “principalmente en el aprendizaje de la voz erigmofónica, que les permite recuperar en gran medida la relación y la integración social y les ayuda al afrontamiento de la nueva situación postoperatoria”.


“El dominio de la nueva voz erigmofónica reduce los niveles de depresión”


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