Cuando un
laringectomizado se presenta ante el otorrino que le va hacer la
operación, uno de los comentarios negativos que nos dicen es que no
podremos hacer grandes esfuerzos ni desarrollar un deporte que
implique ejercicios fuertes. Así me ocurrió a mí y así lo exponen
todos los comentarios que hasta ahora he leído.
Yo no he sido deportista,
propiamente dicho, pero siempre me ha gustado moverme, hacer algo que
me sirviese para estar en forma y sobre todo soltar los nervios, el
estrés, cuando lo necesitaba. Principalmente me ha gustado andar en
bici en plan cicloturismo pero no con simples paseos sino más bien
sudar la camiseta. También me ha gustado andar, nadar y subir al
monte.
Cuando me dijeron que no
podría hacer esfuerzos le comenté si podría andar en bici. Me
contestó que si, sin ningún problema, siempre y cuando fuese en
plan paseo, nada de subir puertos y algo similar. No me gustó nada,
pero que se va a hacer, había que aceptarlo. Ya buscaría la forma
de compensarlo. Se lo comenté a mis amigos, compañeros de rutas.
También ellos lo tomaron con resignación. Son muchos años andando
juntos.
Fui operado en Diciembre
y en Enero empecé la radio y la quimio. Terminé con ambas terapias
a finales de Febrero. Durante todo este tiempo bastante ejercicio
hacía con ir hasta el hospital. Como para acordarme de la bici ni
nada parecido. Los efectos de la radio fueron desapareciendo y en
Mayo me atreví a probar con la bici. Salí dos veces, yo solo para
probar cómo me encontraba y como respondía mi cuerpo al ejercicio.
Anduve unos 60 kms cada día, despacio y por llano. Todo bastante
bien pero con miedo y precaución para no abusar.
No volví a montar hasta
Julio. A partir de entonces empecé a probar con subidas y con
marchas un poco más comprometidas y sobre todo más seguidas en el
tiempo. Note que las piernas flaqueaban un poco pero no demasiado. De
cualquier manera llevaba muchos meses sin practicar y me faltaba
fondo. Casi un año sin andar lo nota cualquiera. En las subidas lo
que más notaba era la falta de aire, no me entraba el suficiente. Me
estorba la cánula. Tapa una parte importante del estoma. Llegué a
quitármela y eso era otra cosa, así si podía subir mejor. Pero no
podía hacerlo alegremente sin consultar con el médico otorrino.
Hasta finales de Agosto no tenía consulta y había que esperar.
Seguí practicando en llano y etapas cortas de 50-60 kms y todo iba
bien, salvo cuando intentaba ir un poco más deprisa. Me pasaba lo
misma, me falta aire.
Llegó la consulta y le
expuse al otorrino lo que me pasaba y si podía quitarme la cánula
mientras hacía ejercicio. El estoma estaba muy bien, según él, por
tanto no veía problemas para hacer lo que pedía. Sería estar sin
la cánula durante 3-5 horas los días de bici, sábados y domingos.
Todo empezó a ser
distinto, andaba con muchas más ganas. Enseguida empecé a probar
subidas cada vez más fuertes y cada vez me sentía mejor. Han pasado
2 meses y me encuentro igual que cuando lo dejé, hace un año más o
menos. Subo y llaneo como lo hacía antes de la intervención. No me
canso más de lo normal y tanto en las subidas como en las distancias
largas vuelvo a ser el mismo de siempre.
¿Será que el médico se
ha confundido conmigo?. ¿Será que exageran cuando dan esas
predicciones?. No lo se. En mi caso he recuperado todas las fuerzas y
aumentado las ilusiones. Poder llegar a este punto de normalidad es
algo que me ha hecho muchísima ilusión.
Con este relato animo a
todos a no desistir de las aficiones que teníamos antes de la
laringectomía y hacer lo posible por reconquistarlas. Puede ser
deporte o cualquier otra afición. Hacer una vida lo más normal
posible creo que es la mejor meta a la que podemos aspirar tras una
intervención tan dramática como es la laringectomía. Lo de volver
a hablar es casi una obligación, el recuperar nuestra vida es una
meta que debemos lograr con ilusión, constancia y perseverancia.
No hay que desistir de seguir con las aficiones de antes |
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