Una nueva técnica basada en la videoendoscopia agiliza la detección de neoplasias
La laringoscopia directa es la técnica más habitual para detectar
tumores de faringe y laringe. Es una técnica invasiva que requiere
anestesia general y paso por el quirófano, con el consecuente gasto
sanitario y el perjuicio para el paciente. Una nueva técnica permite
realizar el mismo examen en media hora y con sedación local, lo que
agiliza la detección rápida de la enfermedad. El diagnóstico rápido del
cáncer centra los estudios actuales en hospitales e instituciones de
investigación.
Cada año se diagnostican de 24 a 30 nuevos casos de neoplasias de
faringe y laringe por cada 100.000 habitantes. Afectan sobre todo a
hombres (entre 85% y 95%) y se asocian con la adicción al tabaco y al
alcohol. Representan la quinta causa oncológica de muerte, después del
cáncer de pulmón, colon, vejiga y próstata.
Es un tipo de cáncer que, diagnosticado en un estadio inicial y con un
tratamiento quirúrgico o radioterápico adecuado, tiene una tasa de
curación alta. A los cinco años sobreviven del 65% al 75% de los
pacientes. En fases más avanzadas, la curación se reduce entre un 25% y
un 30%. A pesar de estas cifras elevadas, según el Instituto Catalán de
Onconlogía (ICO), sólo el 28% de las lesiones se detectan en un estadio
inicial. Desde hace un mes, el Hospital Josep Trueta (Girona) lleva a
cabo tres videoendoscopias por semana. Las pruebas se realizan, sobre
todo, a pacientes que ya han recibido tratamiento por tumores de faringe
y laringe y necesitan un control de seguimiento. También se practica en
personas que podrían tener una lesión o tumor. El proceso completo
(sedación local, exploración y toma de muestras) tan sólo requiere media
hora.
Del diagnóstico al tratamiento
El cáncer de laringe está asociado al consumo de tabaco. La incorporación paulatina de la mujer al hábito tabáquico
ha hecho de esta enfermedad, antes casi exclusiva del género masculino,
una afectación de igual importancia en ambos sexos. Otros factores habituales
se relacionan con una alimentación deficiente, además del abuso de
alcohol, reflujos gastroesofágicos frecuentes, el virus del papiloma
humano, un sistema inmunológico debilitado o la exposición a tóxicos
industriales.
La primera prueba para el diagnóstico de este tipo de tumor es la
laringoscopia. Permite visualizar la laringe de forma clara. Cuando se
observan anomalías, se lleva a cabo una biopsia. Si los resultados
revelan una tumoración, se realizan radiografías de la zona del cuello y
la garganta para analizar el grado de extensión de la enfermedad.
Cuando el tumor puede extirparse se recurre a la opción quirúrgica, junto a la quimioterapia y la radioterapia.
Entre las diferentes técnicas para llevar a cabo una operación se
incluye la utilización del láser, que destruye el tejido afectado.
También se recurre a la laringectomía parcial, en la que se extirpa
parte de la laringe y, como máximo, una porción de las cuerdas vocales,
por lo que se conserva la voz. El estoma, un orificio que se practica en
el cuello entre la tráquea y la superficie, es temporal, con el paso
del tiempo termina por cerrarse. La intervención más radical es la
laringectomía total. En ella se extirpa toda la laringe, desde la raíz
de la lengua a la tráquea y, en este caso, el estoma es para toda la
vida.
Minimizar el daño con la microtecnologías
El diagnóstico rápido de enfermedades es el centro actual de
investigaciones y aplicaciones. Está demostrado que aumenta la esperanza
de vida del paciente, sobre todo, por avanzar el inicio del
tratamiento. Las consecuencias tras la curación, además, se minimizan. A
la videoendoscopia utilizada en el Hospital Josep Trueta, se une otra
técnica de detección precoz de cáncer de cabeza empleada en el mismo
centro.
Es sólo un ejemplo de la tendencia en hospitales e instituciones de
investigación, en respuesta a la propensión creciente de los casos de
cáncer y otras enfermedades entre la población. Sus costes hospitalarios
también aumentan, lo que hace necesario el desarrollo de técnicas mucho
más económicas y rápidas para hacer frente a este incremento. Además,
el paciente reclama una atención personalizada y menos invasiva.
La microtecnología es un campo en desarrollo para lograr estos
objetivos. Uno de sus retos principales es el diseño de productos de
aplicación médica que aceleren el proceso de detección de enfermedades,
entre ellas el cáncer. El pasado mes de julio, se inició un proyecto de
fabricación de aplicaciones para la detección temprana de enfermedades
entre dos organismos vascos, CIC Microgune (centro especializado en microtecnologías) y Biodonostia, centro de investigación del Servicio Vasco de Salud.
Aunque los primeros resultados se esperan en un periodo de tiempo que
oscila entre uno y cinco años, son varios los dispositivos en los que ya
se trabaja. El "Optolabcard" es un instrumento del tamaño de una
tarjeta de crédito que realiza de forma automática un control
microbiológico a partir de una muestra del paciente. Detectará
enfermedades infecciosas o ciertos tipos de cáncer, así como la "Salmonella" o el "Campylobacter". Un test automático y portátil llamado "Portfastflu" revelará distintos tipos de gripe.
El TNF alfa, factor de necrosis tumoral indicador de numerosas
patologías, se podrá determinar también con un nuevo dispositivo.
También se investiga la posibilidad de contar con una herramienta no
invasiva para el diagnóstico prenatal que ayude a detectar anomalías
congénita graves.
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