Dentro de los cuidados paliativos se aplica la sedación para anular el sufrimiento evitable de un paciente que tiene síntomas que no se pueden controlar con los tratamientos habituales, es lo que conocemos como síntomas refractarios.
El objetivo es conseguir el máximo confort físico, psicológico y espiritual del enfermo. Hay dos tipos:
- Sedación paliativa: es la administración de fármacos, en las dosis y combinaciones mínimas necesarias para reducir la consciencia del paciente con enfermedad avanzada o en fase terminal, con el fin de aliviar los síntomas refractarios.
- Sedación en la agonía: es la aplicación de fármacos que buscan la disminución profunda y previsiblemente irreversible de la conciencia en un enfermo cuya muerte se prevé muy próxima, es decir cuando se encuentra en la fase de agonía. Con esta sedación se pretende evitar el sufrimiento del paciente en los últimos momentos de su vida, y conseguir una muerte confortable, sea en el hospital o el domicilio.
Siempre que se aplica la sedación hay que diagnosticar claramente la situación en que se encuentra el enfermo, identificando los síntomas refractarios (síntomas que no se pueden controlar con los tratamientos habituales). Pero del mismo modo, es importante conocer las necesidades del paciente y su familia, y facilitarles toda la información que soliciten, así como establecer una comunicación fluida entre sanitarios y familiares.
Para poder administrar la sedación es preciso un consentimiento explícito, implícito o delegado. También debe seguirse un protocolo definido, tanto en hospitales como en domicilios, por parte de profesionales cualificados (especialistas en cuidados paliativos) o con experiencia y conocimiento de las habilidades técnicas y actitudes éticas requeridas.
En todo este proceso es fundamental la colaboración de profesionales y allegados para proporcionar los cuidados y afecto que el paciente necesite, sobre todo en los últimos momentos de la vida.
Ni la sedación paliativa ni la de la agonía son una eutanasia encubierta.
La sedación y la eutanasia tienen objetivos terapéuticos diferentes, así como en los procedimientos y resultados obtenidos. La sedación pretende aliviar el sufrimiento del enfermo sin acelerar la muerte, mientras que la eutanasia busca la muerte anticipada del paciente de forma deliberada mediante aplicación de fármacos a dosis letales.
Revisado por el Dr. Álvaro Gándara del Castillo, Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL)
Artículo original publicado en Asociación Española Contra el Cáncer
La última opción para evitar el sufrimiento en el estadio final del cáncer |
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