El enfermo de cáncer de
laringe enfrenta problemas emocionales comunes a todos los pacientes
con neoplasias malignas, a lo que se añade una fuerte alteración de
la autoimagen. Estas alteraciones conducen al rechazo de la propia
identidad del sujeto y el que proviene del entorno social.
La rehabilitación
persigue que el individuo se ajuste a la enfermedad, aprenda como
enfrentar su nueva situación, tratando de impedir que este se
desvincule del grupo al que pertenece y el contacto con su entorno
social. La rehabilitación por tanto debe comenzar desde el momento
del diagnóstico de la enfermedad y continuar durante el tratamiento
y seguimiento de esta. Sus objetivos son:
- aprendizaje de técnicas que permitan un adecuado afrontamiento de la nueva situación, para que el enfermo y la familia se adapten a la enfermedad;
- fomentar la autonomía y la reinserción a la vida social;
- contribuir con el resto del equipo médico a la rehabilitación de la comunicación oral.
Para el logro de estos
objetivos se aplicará una metodología:
- interactiva, que logre una comunicación eficaz con el paciente, que lo haga participe de su recuperación y no un simple receptor de indicaciones,al que debemos dirigir en todo momento;
- participativa, que tomen parte en el proceso, no solo el paciente sino tambien las personas de su entorno familiar o social más próximo, que facilitaran el apoyo necesario para afrontar su enfermedad y tratamiento;
- multidisciplinaria, con la colaboración estrecha de un equipo de especialistas en diferentes áreas del conocimiento médico, todos con el común objetivo de lograr el bienestar del paciente. Entre ellos se incluiran el oncólogo, cirujano, clínico, foniatra, psicólogo, enfermera, voluntarios sociales, pacientes y otros.
Como ya mencionamos la
rehabilitación psicosocial de paciente con cancer de laringe debe
comenzar desde el momento del diagnóstico por lo cuál todo nuevo
paciente debe:
- ser informado por el equipo de salud de su diagnóstico;
- ser valorado por un psicólogo, con el objetivo de realizar un diagnóstico psicológicosocial, considerando los factores de riesgo de inadecuada adaptación postquirúrgica. Además se debe considerar el entorno social del individuo y sus redes de apoyo para el enfrentamiento del tratamiento y el seguimiento;
- valorar la necesidad de psicoterapía específica para disminuir el grado de angustía respecto a lo que le sucederá en el futuro, y controlar las reacciones emocionales, la ansiedad, depresión que le produce el diagnóstico. Todo ello como parte de un estrategia global de preparación para la cirugía, radioterapia o quimioterapía específica.
Posterior al tratamiento
quirúrgico, durante su estancia en el hospital, el paciente debe
recibir apoyo psicológico por el equipo multidisciplinario con el
objetivo de:
- responder preguntas o dudas del paciente acerca del tratamiento recibido, y otras dudas que pudieran generar incertidumbre, stress u otras reacciones emocionales;
- contribuir a la aceptación de la autoimagen, adquirida posterior al tratamiento;
- disminuir, con cualquier método disponible, las reacciones emocionales generadas posterior al tratamiento.
En esta fase del
tratamiento es vital la valoración del psicólogo para orientar las
estrategías futuras con el paciente:
Posterior al alta el
equipo multidisciplinario, al cuál se incorporaran los servicios
médicos del nivel primario (médicos, enfermeras, servicios de apoyo
social y otros) o los equipos de servicios ambulatorios continuará
con la estrategia de tratamiento rehabilitador definida al egresar.
Durante la fase posthospitalaria:
- se debe continuar el manejo para la aceptación de la autoimagen corporal, ya comenzada en la fase hospitalaria, y continuar con la enseñanza y reforzamiento de las estrategias de control del estres;
- iniciar el aprendizaje de la voz;
- reincorporar al paciente a la vida social.
La rehabilitación trata de impedir que el enfermo se desvincule de su entorno social |
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