- La presencia de especies bacterianas ligadas al desarrollo de la periodontitis aumenta, y mucho, el riesgo de adenocarcinoma de esófago y de carcinoma epidermoide esofágico
De acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2015 se diagnosticaron en nuestro país 2.358 nuevos casos de cáncer de esófago, en su gran mayoría en varones –hasta un 83,9% de los casos–. Un tipo de cáncer que, solo en 2014, fue responsable del deceso de 1.830 españoles. La razón para esta elevada mortalidad se explica por la ausencia de síntomas específicos durante las primeras fases de la enfermedad, lo que hace que el tumor se detecte, por lo general, cuando ya ha progresado y resulta mucho más difícil de curar. Tal es así que el porcentaje de pacientes que sobreviven a los cinco años de su diagnóstico es de tan solo un 15-25%. De ahí la importancia de adoptar hábitos de vida saludables, muy especialmente no abusar del alcohol y, sobre todo, no fumar, para prevenir su aparición. Y asimismo, de cuidar nuestra higiene bucodental. Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (EE.UU.), la presencia en la cavidad oral de bacterias asociadas a la periodontitis aumenta, y mucho, el riesgo de desarrollo de cáncer de esófago.
Como explica Jiyoung Ahn, directora de esta investigación publicada en la revista «Cancer Research», «el cáncer esofágico es el octavo tipo de tumor más común y la sexta causa de muerte global por cualquier enfermedad oncológica. Un tipo de cáncer que se asocia a una elevada mortalidad, por lo que se requiere el establecimiento con urgencia de nuevas vías para su prevención, estratificación del riesgo y detección precoz».
Bacterias ‘buenas’ y ‘malas’
Numerosos estudios han confirmado la existencia de una relación entre la periodontitis –la consabida ‘enfermedad de las encías’, comúnmente conocida como ‘piorrea’– y el desarrollo de distintos tipos de cáncer, caso de los tumores de cabeza y cuello. Así, el objetivo de la nueva investigación fue evaluar si las bacterias causantes de esta periodontitis también aumentan el riesgo de aparición de los dos tipos principales de cáncer esofágico: el adenocarcinoma de esófago y el carcinoma escamoso –o epidermoide’– esofágico.
Para llevar a cabo el estudio, los autores siguieron durante una década la evolución de más de 122.000 adultos a los que se habían tomado muestras de la cavidad oral con motivo de su participación en dos grandes ensayos clínicos sobre cáncer –el Estudio de Cribado del Cáncer de Próstata, Pulmón, Colorrectal y Ovario del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI), y la Cohorte de Nutrición del Estudio de Prevención del Cáncer II de la Sociedad Americana del Cáncer (ACS).
- El conocimiento del papel del microbioma oral podría conllevar al desarrollo de estrategias para la prevención y la detección precoz del cáncer de esófago
Concluidos los 10 años de seguimiento, 106 participantes desarrollaron cáncer de esófago. Así, lo que hicieron los autores fue utilizar técnicas de secuenciación del ADN para determinar la composición de la flora bacteriana de la cavidad oral de los pacientes con el tumor y compararla con la de individuos sanos que no habían desarrollado la enfermedad –el consabido ‘grupo control’.
Los resultados mostraron un mayor riesgo de cáncer esofágico asociado a la presencia de ciertas especies bacterianas responsables de la aparición de la periodontitis. Por ejemplo, y mientras que la bacteria ‘Porphyromonas gingivalis’ se asoció a una mayor probabilidad de aparición de carcinoma escamoso esofágico, tener unos niveles elevados de la bacteria ‘Tannerella forsythia’ conllevó un incremento de hasta un 21% en el riesgo de desarrollo de adenocarcinoma de esófago.
Pero, y por lo menos en lo que se refiere a este tipo de tumor, ¿no hay ninguna bacteria ‘buena’? Pues sí. Los resultados también mostraron que la presencia de algunas pocas bacterias en el microbioma oral se asoció a un menor riesgo de cáncer de esófago. Es el caso, muy especialmente, de ciertas especies del género ‘Neisseria’, que parecen reducir la probabilidad de padecer adenocarcinoma de esófago.
Como indica la directora de la investigación, «nuestro trabajo muestra que un mayor conocimiento del papel del microbioma oral podría conllevar al desarrollo de estrategias para prevenir el cáncer de esófago o, cuando menos, detectarlo de forma más temprana. Así, el próximo paso será verificar si estas bacterias pueden ser empleadas como biomarcadores para predecir el riesgo de esta enfermedad».
Hay que cepillarse los dientes
En definitiva, y con objeto de prevenir no ya la aparición de periodontitis, sino de enfermedades mucho ‘más graves’ como el cáncer de esófago, debe prestarse una especial atención al cuidado de nuestra salud bucodental.
Como concluye Jiyoung Ahn, «nuestro estudio confirma que una buena salud oral, incluido el cepillado regular de los dientes y las visitas al dentista, es importante para protegernos frente a la periodontitis y a la creciente lista de enfermedades asociadas a la misma»
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