Con la ayuda del Programa Atención Primaria Sin Humo han dejado de fumar alrededor de 750.000 catalanes
El Programa de Atención Primaria Sin Humo (PAPSF), que ha cumplido 15 años, ha celebrado su aniversario con un encuentro, el IX Encuentro del Programa PAPSF, en el que se han analizado los efectos nocivos sobre la salud tanto de los cigarrillos electrónicos como del humo residual. El objetivo de esta jornada ha sido actualizar conocimientos sobre el tabaco para que los profesionales de la atención primaria dispongan de más herramientas para ayudar a sus pacientes a dejar de fumar. Una tarea que vienen haciendo desde hace 15 años, y que ha conseguido que unos 750.000 catalanes hayan dejado de fumar.
Los expertos reunidos han puesto de manifiesto que el tabaco sin humo, como es el caso de los cigarrillos electrónicos, de manera errónea se percibe con menor riesgo para la salud, de hecho algunos estudios estadounidenses señalan que hasta un 25 por ciento de las personas fumadoras que quieren dejar de fumar, creen que fumar este producto tiene menos riesgo para su salud que el tabaco convencional. Esto no es así, los cigarrillos electrónicos no sólo son tóxicos sino que están pensados para crear nuevos adictos. Y también han recordado que muchos fumadores, de manera errónea, lo ven como un medio para ayudar a dejar de fumar. En este sentido, no existe ningún estudio que demuestre que los cigarrillos electrónicos ayuden a dejar de fumar.
Como destacan desde la CAMFiC y AIFICC “el tabaco sin combustión y los cigarrillos electrónicos comparten muchas similitudes con el hábito de fumar, por ello, no es tan fácil dejarlo. Es más, hemos comprobado desde las consultas de atención primaria, en los programas de deshabituación, que los usuarios de los cigarrillos electrónicos dejan menos de fumar que los fumadores convencionales”. Igualmente alertan que “al contrario de lo que muchos usuarios pueden pensar, empezar a utilizar los cigarrillos electrónicos es un alto riesgo para acabar fumando tabaco convencional. De hecho, sabemos que iniciarse en el uso de los cigarrillos electrónicos supone tener siete veces más riesgo de empezar a fumar. Por todo ello los profesionales sanitarios desaconsejamos el uso de estos “artilugios” electrónicos”.
El humo residual
Durante la jornada también se han analizado los efectos nocivos del humo de segunda mano o tabaquismo pasivo, que es aquel que afecta a las personas que no están fumando pero que son al lado de alguien que fuma. Sus efectos negativos sobre la salud se han estudiado y se han analizado fuerza. Sabemos que en adultos puede incrementar entre un 20 por ciento y un 30 por ciento el riesgo de padecer cáncer de pulmones, y que en niños provoca: muerte súbita, otitis y enfermedades respiratorias como asma, neumonía, bronquitis.... ( los niños son más susceptibles por la inmadurez de las vías respiratorias).
Es menos conocido, sin embargo, el humo de tercera mano, que es aquel que se produce una vez hemos dejado de fumar, también tiene efectos negativos sobre la salud. Porque resulta que cuando hemos estado fumando en un espacio cerrado, diferentes objetos y superficies (sofá, cortinas, tierra, etc.) quedan impregnados de sustancias / partículas del tabaco que son contaminantes. Una de éstas se denominan nitrosaminas, y son el resultado de la combinación de la nicotina y del ácido nitroso (que se produce por la combustión del tabaco).
15 años luchando contra el tabaquismo |
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